Los
celos se originan tras el nacimiento de un hermano, por lo que es muy frecuente
que se de en la infancia. Lo que el niño
hace es protegerse reclamando seguir
teniendo la misma atención que se le mostraban antes y que ahora tiene que ser
compartida.
Los padres deben saber que es algo corriente ver que
sus hijos tienen cierta rivalidad ya que es una competencia entre ellos para
garantizar el afecto y apego de sus progenitores.
Hay
padres que ven mal que sus hijos sientan celos, pero hay que saber que éstos
son universales, es decir, forman parte de las características del ser humano,
y que desaparecerán con el paso del tiempo.
Por lo general, los niños celosos pueden manifestar
algunas de las siguientes conductas; cambios de humor inesperados, lloro frecuente,
aparición de conductas desviadas, vuelta a un lenguaje infantil, se enfrentan
con los padres…
¿Cómo podemos intervenir en momentos de celos?
Ø
Si el niño/a le hace
algo malo al hermano, enseñarles a que pidan perdón.
Ø
Enseñarles a tener
educación a la hora de dar o pedir algún objeto, es decir, decir gracias y por
favor.
Ø
A pesar de estar
pendiente del hermano menor, darle más muestra de cariño como una acaricia, un
abrazo… al hijo/a celoso.
Ø
Ampliar más el juego
entre padres e hijos.
Ø
Muy fundamental, no
intentar dar hincapié a los celos, es decir, decirle al niño/a “mira que
gachitas”, “¿qué estás celoso?”, de esta manera, se propiciará más tranquilidad
al hogar.
Ø
Fortalecer el
desarrollo de su autonomía y potenciar sus expresiones emocionales.
Las peleas entre hermanos son frecuente en la
infancia, lo que no impide que de mayor tengan buena relación entre ellos. De
todas formas los padres pueden interferir para que estas peleas no vayan a más
y haya buen ambiente.
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